Ocupa un
minúsculo local
en
Doctor González Serrano, 20.
recoleta, angosta, esquina casi
invisible.
Se halla
al final de la cuesta,
viniendo
desde oriente o septentrión.
Luminoso
rosicler, tres ventanas,
una
puertecita pintada de negro,
suena
una campanilla al entrar.
Minúsculo recinto, tras el mostrador
abierto
la ancha
sonrisa, vivaces ojos, melena
leonina, aunque parva.
Apilada
en los estantes, habitando los
anaqueles,
comprimida en los embalajes
se
ofrece, fruta jugosa, la más variada
literatura.
Rincón
acogedor, a la izquierda la escalera
de caracol.
El
librero, solícito, aconseja,
comenta, empaqueta,
la caja
registradora suena
con un
timbrazo amistoso.
El Hogar
de la Literatura en Colmenar
convoca
en su seno la inesperada tertulia
literaria, la preside el último en
llegar, punto
de
encuentro representa para los
lectores y literatos
de
desigual fortuna,
hablando
de las Musas, la Memoria
habitando la estancia.
Un viejo
aparato salmodia
variada
música de desigual resonancia, la
palabra amable
se deja
oír, sale uno
luego de
mercar literaria mercaduría,
con la
sonrisa del librero repetida en la
propia.
En
Colmenar hallará usted su librería
amiga
si mira
más allá del cristal, el librero
nunca
descansa, lo encontrará
laborando hasta bien entrada la
noche,
la
mañana lo sorprenderá con su luz
dormida.